martes, 3 de mayo de 2011

Peligro !Alud¡ ( Tema social 3.0)

El buen conocimiento de la nieve es importante para quien se dedique al esquí de montaña, facilitando el adecuado trazado del itinerario, la prevención de los aludes y la anticipación necesaria en todo descenso; con cierta experiencia se distinguirá su calidad atendiendo al color, brillo y textura.

La nieve ya desde su precipitación no presenta las mismas condiciones, dependiendo de la temperatura tanto en las capas altas de la atmósfera como a nivel del suelo, de la presencia o no de viento y de la humedad relativa. Y aunque pudiera parecer siempre igual a los ojos del neófito, la realidad es que se conocen más de 100 cristalizaciones diferentes del blanco elemento. Después la temperatura y muy especialmente sus oscilaciones, la acción del sol, el viento y la niebla harán evolucionar al manto nivoso en un largo y complejo proceso de transformación. Estas condiciones ambientales son la causa de que los cristales de nieve redondeen sus aristas, pierdan agua y dejen menos lugar al aire, y poco a poco la nieve se compacte y endurezca.
Distinguiremos los siguientes tipos de nieve:

Nieve polvo: La precipitación de nieve se produce sin viento y con bajas temperaturas. Se mantiene en este estado siempre que dure el frío, en caso contrario inicia su proceso de transformación rápidamente. A menor temperatura más ligera resulta. Es el sueño de todo esquiador, pero comporta serios riesgos de avalancha.

Nieve húmeda: La precipitación se produce con temperaturas suaves (cerca de 0º) o con vientos cálidos y húmedos. La acción de la lluvia y las temperaturas altas por radiación solar también pueden causar nieves pesadas. Puede ser muy profunda, suele adherirse a las pieles de foca y dificulta el deslizamiento al descenso. Es un tipo de nieve muy frecuente en nuestras latitudes.

Nieve costra: La costra ligera o de poco espesor se forma por la acción del viento, llamándose también nieve "ventada". Si la ación del viento ha sido suficientemente enérgica puede formar ondulaciones e irregularidades endurecidas en la capa superficial. La costra de espesor mayor, que puede o no quebrarse con el paso del esquiador, tiene su causa en las heladas nocturnas, después del calentamiento de una vertiente causado por el sol en la jornada precedente. Son las nieves más difíciles e incómodas de esquiar.

Nieve dura: Se forma por una acción continuada y regular del viento sobre nieves estabilizadas o por fuertes heladas, después de días calurosos. En este último caso el proceso es similar al de nieve costra pero afecta a la capa de nieve en mayor profundidad. En cierto modo reproduce en poco tiempo el proceso de transformación-compactación de la nieve. Atendiendo a la pendiente y técnica del montañero-esquiador puede ser aconsejable negociarlas con grampones.

Nieve transformada: Es la también denominada "nieve primavera", dura por la mañana y pesada y lenta a medida que avanza el día. Es la consecuencia de la acción combinada, durante muchas jornadas, del calentamiento de la nieve de día y el enfriamiento por la noche. Esta calidad de nieve, ya asentada y con buena base, es frecuente a medida que avanza la temporada, resulta de buen esquiar y permite una buena prevención de los aludes. Aconseja, sin embargo, madrugar para disfrutar de los descensos, no en vano se la conoce también como "rompepiernas", por lo pesada y traidora que puede resultar hacia las horas de mediodía.


ALUDES o AVALANCHAS

Son la principal amenaza para el esquiador de montaña y originan la mayor parte de accidentes mortales en esta disciplina. No hay mejor solución que evitar este infierno blanco, pues las probabilidades de salir ileso de un alud son escasas. En cual-quier caso la posibilidad de vida del alpinista disminuye en un 50% transcurrida la primera hora, siendo aquí donde los "bips-bips" han demostrado su eficacia.

Formación:

Alud se define como el deslizamiento de una capa de nieve sobre una distancia mayor de 50 metros. En la formación de un alud influyen fundamentalmente 3 factores:

* La naturaleza del terreno: tanto referida a su inclinación (las pendientes entre 15º y 45º son las de mayor riesgo) y orografía general (amplias palas, canales, etc), como al tipo de superficie (más o menos lisa según sea hierba, losas, terreno húmedo, canchales de piedras, etc).

* La naturaleza de la nieve: puesto que la inestabilidad de la nieve aumenta también con la cantidad y calidad. Las capas de nieve de espesor considerable y las nieves frescas (polvo y mojadas) son las más inestables. Debe atenderse también al ritmo de innivación, puesto que la caída de nieve nueva sobre una capa antigua, ya compactada y endurecida, supone un impedimento para la cohesión de ambas masas de nieve y, por tanto, un alto riesgo de deslizamiento de la capa superior.

* La temperatura: el aumento de temperatura humedece la nieve, haciéndola más pesada. El frío y la alternancia de temperaturas, la estabiliza, favoreciendo la cohesión entre los cristales de nieve.

Desencadenamiento:

* Causas espontáneas: caídas de nieve o lluvia, vibraciones del aire, pérdida de la cohesión de los cristales de nieve durante el deshielo por aumento de las temperaturas, por contrac-ción y resquebrajamiento de la masa de nieve al helar de nuevo...

* Causas provocadas: al sobrecargar la pendiente con el paso de personas, caídas de piedra o hielo, etc.

Tipos:

Pueden establecerse dos grandes tipos de aludes: los de superficie (desliza la capa superior de nieve) y los de fondo. Aten-diendo a la calidad de la nieve hablamos de:

* Nieve polvo: alud de invierno. Generalmente en pendientes muy pronunciadas, después de una nevada. De carácter imprevisto es extremadamente rápido (desde 70 km/h hasta 300 km/h). Vuela en torbellinos, hace un ruido ensordecedor y lo precede un violentísimo soplo. Densidad de 1kg por metro cúbico. Tiene un efecto devastador. Puede causar asfixia en el montañero atrapado por penetración de la nieve polvo en los bronquios.

* Nieve húmeda: típico alud de los periodos de elevación de temperaturas. Empieza de superficie pero puede acabar siendo de fondo. Más lento que el de nieve polvo, baja rodando. Su peso es superior y produce efectos de aplastamiento. Al detenerse se endurece instantaneamente adoptando la consistencia del yeso.

* Nieve mojada o primavera: es un alud casi siempre de fondo, que aparece casi siempre en los mismos lugares. Aunque es típico de primavera puede producirse en invierno en caso de lluvia. Avanza con lentitud (20 km/h) y tiene una fuerza considerable. Unmetro cúbico de esta nieve pesa cerca de 1 Tonelada. Al para también se endurece.

* De placa: es un alud de superficie muy peligroso dado su carácter imprevisto. Se trata de desprendimientos de nieve apretada superficialmente, por la acción del viento, y no adherida a la capa subyacente, de la que está separada por una capa de aire. Si se golpean suenan a hueco. Se desprenden por ruptura de su equilibrio mecánico. La densidad varía entre 250-400 kg por metro cúbico. Entraña riesgo tanto la fuerza de sus bloques como la posibilidad de que origine un alud de mayores proporciones.
La ruptura de cornisas y el desprendimiento de séracs puede tener efectos similares.

Advertencias y consideraciones generales:

No hay otra solución que la prevención, de forma que el buen esquiador de montaña adapte sus planes a la predicción de aludes.
La complejidad en la predicción de aludes es grande, pero se puede aceptar que la peligrosidad es evidenete en las siguientes situaciones:

- Después de una nevada, en especial si el grosor supera los 40 cm. Es aconsejable esperar un mínimo de 24-48 horas.
- Después de las horas de calor y con tiempo primaveral, se debe salir temprano, y después de lluvias.
- Las pendientes de 30º o más con nieves frescas y primavera.
- Las nevadas con viento que pueden causar proliferación de placas.

Es norma general atender a las condiciones de cada zona, la evolución de la innivación de cada temporada, los partes meteorológicos y las cada vez más frecuentes predicciones de aludes (en escalas de peligrosidad del 1 al 8). La elección de cada itinerario debería tener siempre en cuenta el riesgo de aludes como un factor prioritario.

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